viernes, 3 de agosto de 2007

Historia del "Prendes"


HISTORIA DEL PRENDES


El Prendes nace gracias al esfuerzo y las ilusiones de un par de hermanos asturianos, Don Manuel y Don Rafael Prendes García un otoñal 8 de septiembre de 1892 en un local ubicado en lo que sería hoy la esquina sur del Palacio de Bellas Artes. Allí se vivieron los primeros años de Prendes, que más éxito tenía vendiendo helados y pasteles, que comida. La labor de don Manuel, ya que Don Rafael falleció al poco tiempo, dio sus frutos y el lugar se solidificaba como centro de reunión exquisito; para entonces llego, Don Lázaro Álvarez García, con el mismo entusiasmo y mayor si cabe, don de gentes, pero la piqueta reformadora ordeno tirar el edificio para levantar Bellas Artes.
Don Manuel y Don Lázaro pensaron en regresar a España con los suyos ya que habían hecho una buena fortuna, pero con el arraigo que habían tenido y especialmente la clientela y amistades que habían logrado los instaron a seguir en la Ciudad de los Palacios, por lo que encontraron un local ubicado en la Avenida 16 de septiembre.

Allí en el número 4 y después en el número 10 de 16 de septiembre, se inicio la nueva era de Prendes y se superaron con éxito los avatares de la Revolución. En sus mesas departió Madero con sus incondicionales y también con sus traidores como lo fue Victoriano Huerta; también es cierto que el propio general Emiliano Zapata entró, con todo y caballo al Prendes a comer un buen filete. Muchos días hubo que cerrar las puertas violentamente pues los tiros y cañonazos hacían huir a la gente. Una vez, gracias a un carbonero a quien en una época había hecho un gran favor don Manuel Prendes, le pago salvándole la vida, pues el propio don Manuel fue acusado por un enemigo de haber hecho algo en contra de la “revolución” y se le puso en capilla para ser fusilado, sin embargo, aquel carbonero, a quien la Revolución le había hecho “justicia”, se convirtió en un personaje importante y no solo impidió que Don Manuel fuera pasado por armas, sino que lo consagro como revolucionario amigo de los pobres y el Prendes dio un paso arriba.
En 1919 desembarca en Veracruz un chaval asturiano de quince años que sería gran artífice del crecimiento y la fama inmortal de Prendes, él era Don Amador Prendes (sin ningún parentesco con don Manuel Prendes), que de inmediato se dedicó a atender a la clientela desde el detalle de acudir muy de madrugada a la Merced y al mercado de San Juan para escoger personalmente lo mismo los pescados que los jitomates, tostaba personalmente el café y lo mismo trabajaba en la cantina que en el comedor, o se le veía rebanando laminas de jamón serrano, en una palabra hacía todo lo indispensable para que Prendes fuera el mejor lugar para comer no solo en la capital sino uno de los mejores en toda América y sobretodo, buscando la atención de la gente, sabiendo con habilidad y conocimiento de causa donde sentar a unos políticos lejos de otros, para que si bien pudieran saludarse e inclusive invitarse alguna copa o botella de vino, impedir que una sola palabra fuera escuchada por los otros. Sabiendo los gustos de cada quien, conociendo si a un señor le gustaba la carne bien cocida o apenas marcada por la parrilla para servírsela a su gusto, sí con muchas papas o sí bien con una buena ensalada.
Después, la consagración, pero como el mismo Don Amador, como ya era conocido decía: “esto es un reloj, hay que darle cuerda todos los días, si un día no se le limpia, se le protege y se le cuida, se descompone... y se atrasa”; y justamente esto era lo que Don Amador y quienes lo auxiliaban hacían perennemente, pero lo importante es que era realizada con un cariño, con una vocación de servicio que pocos, muy pocos han entendido.

A Prendes llego Diego Rivera a contar que se comía niños, y el maestro Justo Sierra a hablar de filosofía y a David Alfaro Siqueiros de política y hasta Walt Disney; Rodolfo Gaona, el matador de toros, apostó el importe de la cuenta con un mesero, echando el volado con un centenario.... perdió el centenario y pago la cuenta.
Aun se recuerda a Don Amador servir personalmente sus ostiones en la concha a Trotsky o servirle su pescado blanco al General Lázaro Cárdenas. Lo mismo departía en las mesas con Augusto Cesar Sandino que con Tomas Garrido Canabal, pues para Don Amador, todos sus clientes eran importantes, sin importar la vestidura o jerarquía de los mismos.
Don Amador siempre estuvo solicito, abriendo la puerta de la entrada, lo mismo al entrar los clientes que al salir y exclamar en son de broma a sus empleados: “a mi no se me cae él titulo”, y muchas tantas anécdotas.
Recordamos también la cena en la que personalmente departió tomando “chatos” de Manzanilla, celebrando una tarde triunfal del Monstruo de Córdoba, Manolete; también viene a nuestra memoria una noche en la que salían después de cenar un grupo de norteamericanos y Don Amador atento como siempre les abrió la puerta para que pasaran, uno de ellos saco un billete de $5.00 pesos y se lo entrego a Don Amador, este haciendo una reverencia con la mano derecha en señal de agradecimiento le dio las gracias e inmediatamente se dirigió a los meseros y mostrándoles el billete les dijo:
“Coño, no me había caído nada esta noche”, dando así una lección de profesionalismo y amor a su trabajo.

Así fue transcurriendo la historia de Prendes, y algún día Don Noe Graham Gurría, mejor conocido con el sobrenombre de “Chemita”, le pidió a Don Amador que a un filete especial Prendes, le quitara el tocino y lo friera en mantequilla después de “marcarlo” en la parrilla y aderezara con puré de papas. Algún día un amigo de él que compartía su mesa, dijo al mesero, dame un filete “como el de Chemita”, y así se le hizo costumbre hasta que al cabo de meses todos lo conocían como el “Chemita” y se quedo como uno de los platos básicos de la autentica gastronomía no solo capitalina, sino mexicana.
En otra ocasión, un cliente asiduo a Prendes, el pintor Diego Rivera que se aficiono al restaurante mientras pintaba los murales de Palacio Nacional, convenció no sin poco esfuerzo a Don Amador de que enviara a alguien a las zonas pulqueras adyacentes a la capital, para que allí comprara gusanos, conocidos como “gusanos de maguey”, que eran una autentica delicia. Cómo es de suponer Don Amador daba mil y una excusas para no complacer al eminente pintor, pues eso de traer a Prendes unos ¡gusanos!, como que se le hacía cuesta arriba, pero tal era la insistencia y la importancia en el mundo cultural, social y político que tenía el maestro Diego, que un buen día le sirvieron los famosos gusanos aderezados con guacamole. El éxito fue total, aunque realmente no inmediato pues no todos se atrevían a pedir esos “bichos”, pero la tradición de cuatro siglos, tomo reales en Prendes y fue el lugar donde los Gusanos de Maguey saltaron a la fama. Años después también se introdujeron los huevos de hormiga y los escamoles aunque realmente ninguno haya alcanzado la fama de los gusanos.

Los vinos de mesa mexicanos fueron otra aportación de Prendes a la gastronomía mexicana. En ningún restaurante de postín, nadie se atrevía a pedir vinos mexicanos, los franceses eran los que mandaban, seguidos por los alemanes y españoles. Pero en los finales de los años treinta, el entonces ya ex presidente Don Abelardo Rodríguez junto con Elías Pando, empezó a sembrar con gran esfuerzo en Baja California los viñedos que lo llevaron a producir los Vinos Santo Tomás, los primeros de gran calidad en México. Don Abelardo se apoyó en Don Amador y en el Prendes y en ellos hizo baluarte para lanzar a la enología mexicana con el éxito que hoy vemos.

La vida política real en México no solo se lleva a cabo en Palacio Nacional ni en las salas de sesiones del Congreso de la Unión, si bien aquí se les da tramite oficial y se les da el carácter legal a toda clase de acuerdos, antes se tuvieron platicas, reuniones... y este tipo de platicas se llevaron a cabo constantemente en el Prendes.
La fama política se empieza a hacer realidad con el Presidente Don Emilio Portes Gil que acudía frecuentemente con su señora esposa, llegando incluso a cenar un 15 de septiembre después de dar “el grito”.
También se recuerda el día que llego el Gral. Lázaro Cárdenas que dijo “quiero que me atiendan esos dos” y no se permitió que nadie mas se acercara, para que nadie escuchara la conversación de él y del general Rodrigo Quevedo. Y nadie supo ni dijo nada. Al poco tiempo el coronel José García Valesca llego y ofreció una suma importante al mesero para que le comentara el secreto de la platica pero no consiguió nada.

En 1968 a Don Amador se le ocurre la idea de rendir un homenaje a sus clientes, por lo que le ordena un mural al maestro Eduardo Castellanos denominado “El Mundo de Prendes” donde se encuentran los clientes más famosos siempre y cuando hubieran cumplido tres requisitos: ser figura publica, haber sido cliente de Prendes y la tercera, era estar muerto. Los murales, que poco a poco se fueron haciendo con los años, llegaron a tener incluidos mas de 150 figuras entre las que estaban pintores, presidentes, toreros, escritores, médicos, políticos e incluso llego a estar el cliente desconocido y un mesero que trabajo mas de 30 años en el restaurante.

Así pues, fue creciendo la fama de Prendes. No había un turista de calidad que no lo conociera, pero siempre tenían problemas para entrar pues las mesas siempre estaban ocupadas por clientes asiduos: en una mesa un ministro, en otra el banquero tal, mas allá el inversionista fulano con el constructor mengano, todo estaba lleno y muchas mesas verdaderamente ocupadas diariamente por una prominente persona.

Desafortunadamente el mundo cambia y el Centro de la Ciudad se transformo en el Centro Histórico cuando los grandes bancos, los corporativos y hasta las secretarías de Estado se mudaron lejos del centro a nuevas colonias donde renovaron las pesadas maquinas de escribir por modernas computadoras. Una época se acababa, una época en la que el Restaurante Prendes formó parte vital de la historia y, repetimos, en sus mesas se definió mas de una vez, el futuro de la nación.

Difícil, por no decir imposible es relatar la historia de cien años del Restaurante Prendes en quince minutos, habría que volver a correr esos cien años, por lo pronto nos hemos limitado brevemente a relatar lo que ha significado el Restaurante Prendes en la vida política, social y sobretodo gastronómica de la capital de la republica.

20 comentarios:

AntonioNeri dijo...

Qué hermoso relato.

Alfredo Hernandez Medina dijo...

Hoy nace nuevamente el Prendes en la Capital Mexicana dentro de un recinto muy importante para México La Cámara de Senadores Felicidades Prendes vamos por otros 100 años mas

luis rius caso dijo...

Hermoso relato, digno de la memoria del Prendes

Anónimo dijo...

¿Donde quedó el mural original del Prendes?

Ma. de la Luz Castellanos dijo...

Recuerdo que iba desde muy chiquita a comer casi todos los días al Prendes, el filite chemita, los gusanos de maguey eran los favoritos de mi madre y de mi padre. Recuerdo estar sentada y compartir la mesa con grandes personalidades entre ellas el gran maestro dramaturgo Rodolfo Usigli, amigo muy cercano de mi padre. También recuerdo con mucho cariño que cada vez que terminaba de comer, sus meseros me regalaban un “Tin Larín”.
Recuerdos lindos de una época ya lejana.
Soy hija del Maestro Eduardo Castellanos Díaz del Castillo, pintor original del MUNDO DE PRENDES.

Lic.Victor Gutierrez H. dijo...

Lic.Victor Gutierrez Hernandez...Yo tuve la oportunidad de trabajar en tan maravilloso restaurat...pero siempre hay el negrito en el arroz...Saludos y suerte!

Anónimo dijo...

Yo siempre quise conocer sobre el restaurante prendes desde que de chico oía a mi familia hablar de el aunque no tuve la fortuna de vivir mientras existía ni tuve la oportunidad de conocer a mi bisabuelo Don Amador Prendes.

Margarita Peralta dijo...

Hermoso relato, es un gusto encontrar esta historia, ya que mi padre trabajo por muchos a&os en el restaurant prendes, tambien recuerdo que Carmelita, la cajera me regalaba siempre que iba un chocolate tin Larin. Hermosos recuerdos de mi ni&es.

Armando Rodríguez Cervantes dijo...

Qué gran relato! Lo disfruté mucho con mi mamá, que de niña iba mucho ahí con un gran cliente: el famoso Abogado Don Raúl Cervantes Ahumada, quien tenía su despacho en Palma. Saludos!

Unknown dijo...

Una rebanada valiosísima de la historia de la Ciudad de México.
Gracias!

Unknown dijo...

Una rebanada valiosísima de la historia de la Ciudad de México.
Gracias!

Unknown dijo...

Hermosa epoca, mi abuelita Alejandra Herrera trabajo 30 años primero como galopina y despues como cocinera y cuando le lei esta historia, se lleno de emocion y recordo muchas bellas historias

Unknown dijo...

Hermosa epoca, mi abuelita Alejandra Herrera trabajo 30 años primero como galopina y despues como cocinera y cuando le lei esta historia, se lleno de emocion y recordo muchas bellas historias

Verónica Gómez Melo dijo...

le lei la historia a mi mama, quien trabajo muchos años en casa del señor Amador y su esposa Teresa y comenta que falto mencionar al señor Lazaro,le vinieron a la mente muy bellos recuerdos que vivio con esa familia, que eran personas muy buenas y sencillas

Verónica Gómez Melo dijo...

perdon olvide decir que mi mama se llama Evelia Melo Arciniega

Verónica Gómez Melo dijo...

perdon olvide decir que mi mama se llama Evelia Melo Arciniega

Verónica Gómez Melo dijo...

le lei la historia a mi mama, quien trabajo muchos años en casa del señor Amador y su esposa Teresa y comenta que falto mencionar al señor Lazaro,le vinieron a la mente muy bellos recuerdos que vivio con esa familia, que eran personas muy buenas y sencillas

Anónimo dijo...

El restaurante Prendes tiene una larga historia, y es triste saber que dentro de esa historia no reconozcan a los artistas que pintaron los murales de Prendes que fueron los Maestros Eduardo Castellanos y Guillermo Alegre ambos ya trascendidos y que además en el nuevo restaurante no existan tales murales que eran la escencia del Prendes...

Anónimo dijo...

El emblemático y famoso restaurante"Prendes", mi abuelo (qepd)trabajó ahí mucho tiempo...recuerdo el pastel de piñones wow una delicia! Y el famoso"chemita", que bellos recuerdos. Y no podía faltar su famoso mural...lástima que no lo pudieron rescatar y su esencia tampoco.

Unknown dijo...

Era el restaurante preferido de Ángeles Sodi, una relatora extraordinaria, ahora sus nietos reviven, esas historias en el Prendes de Polanco. Gracias mamá.